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¿A mi me vas a decir cómo hacer las cosas?

¿Escuchaste alguna vez esta respuesta disfrazada de pregunta?


El trasfondo desde donde hacemos lo que hacemos, a menudo queda invisibilizado cuando operamos desde disposiciones como la ARROGANCIA, que tan presentes las tenemos en nuestros ámbitos profesionales y organizacionales.


Esta emocionalidad inhibe a las personas y a los equipos de escuchar a los demás. Asimismo – sin que nos demos cuenta – nos deja “rayada la cancha” para un tipo de relacionamiento desde la asimetría en la que nosotros nos consideramos por encima de los demás.


Difícilmente, una persona que esté tomada por esta disposición para la acción, exprese que se encuentra en la ARROGANCIA. Distinto nos ocurre cuando estamos con otras emocionalidades al decir “estoy con CULPA” o “estoy con MIEDO”. Más bien, cuando estamos invadidos por esta y otras emocionalidades teñidas de asimetría, solemos decir cosas como “en este lugar, a nadie se le cae una idea” o “estoy rodeado de inútiles” sin la capacidad de autoobservarnos de cuanto tenemos que ver nosotros con lo que estamos creando.


En mi experiencia de acompañar procesos de maduración organizacional, ha resultado una palanca de transformación poderosa, el generar alguna instancia reflexiva donde los actores puedan identificar algún juego por ganar en conjunto, que les justifique la incomodidad de entrenar la apertura hacia emocionalidades de mayor permeabilidad y posibilidad.


¿Distinguís señales de ARROGANCIA en los ámbitos donde te mueves a diario?


¿Tenés creado el contexto de CONFIANZA con quien chequear si podrías estar operando desde esta emocionalidad?


Siempre estamos a tiempo de innovar. Podemos comenzar ahora. 

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