(Extraído del capítulo VEO VEO de Ver para Crear)
Había una vez un hombre que estaba de viaje y entró al paraíso por accidente.
En India dicen que en el paraíso hay árboles que cumplen los deseos. Uno simplemente se sienta bajo ellos, pide un deseo e inmediatamente se cumple.
El hombre estaba cansado, así que se quedó dormido debajo del árbol de los deseos. Cuando se despertó sentía tanta hambre, que dijo “me siento tan hambriento. Me gustaría comer algo”. E Inmediatamente aparecieron flotando en el aire una serie de manjares deliciosos.
Tenía tanta hambre que no prestó atención en averiguar de donde venía la comida: cuando uno tiene hambre no está en actitud filosófica…
Se sentía satisfecho. Le surgió otra conversación interna: “si pudiera beber algo…” Y en el paraíso no hay prohibición alguna, así que de inmediato apareció un buen vino.
Bebiéndose el vino, relajado, bajo la suave brisa del paraíso a la sombra del árbol se dijo: ¿qué está pasando? ¿Estoy soñando, o aquí hay fantasmas que están jugando conmigo? Y aparecieron los fantasmas. Eran feroces, horribles, nauseabundos. El hombre comenzó a temblar y se dijo” ahora, seguramente me matarán…”
Y lo mataron.
Nuestras conversaciones internas operan como el árbol que cumple los deseos: a través de ellas creamos nuestro cielo o nuestro infierno. Creamos nuestra miseria y nuestra alegría.
¿Ya decidiste lo que vas a crear?
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