En el vínculo con algunas personas suele surgir espontáneamente una versión de nosotros tan desconocida como extraordinaria en términos de contribución de valor y disfrute.
Sin embargo, en muchas otras, la sinergia emocional no fluye. ¿Qué hacer?
Podemos quedarnos juzgando la situación, rotulando al otro, a nosotros o al mundo. Asimismo, también podemos asumir el protagonismo de apostar por la creación de un contexto emocional de posibilidad a construir juntos. ¿De qué manera?
En principio planteándonos - solos o con un coach de por medio - un juego por ganar juntos que nos justifique incomodarnos para entrenar. La disciplina y la perseverancia no están en nosotros sino que se manifiestan en nosotros cuando percibimos que el futuro nos está llamando.
¿Estás dispuesto/a a sostener una serie de nuevas prácticas que podrían incluir errores, demoras y “pisarnos los pies” como cuando estamos aprendiendo a bailar?
Los seres humanos estamos compuestos en más de un 70% por agua y disponemos de una maravillosa plasticidad para transformarnos. En este contexto podemos apostar a crear una sinergia emocional que nos habilite a vivir futuros impensados.
¿Lo hacemos?
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