Si el trabajo de un médico se va a acotar a entregar medicamentos para tratar las dolencias puntuales de sus pacientes, en breve los algoritmos podrán hacerlo mejor, más rápido y más barato.
Si el trabajo de un docente se va a acotar a recitar conceptos y evaluar cuántos de estos resultaron memorizados por sus alumnos en un examen, en breve los algoritmos podrán hacerlo mejor, más rápido y más barato.
Si el trabajo de un abogado se va acotar a indicar los procedimientos que indica la ley para los distintos casos que les plantean sus clientes, en breve los algoritmos podrán hacerlo mejor, más rápido y más barato.
Ahora bien,
Si un médico expande su abordaje para acoger a sus pacientes…
Si un docente conecta afectivamente con sus aprendices y comprende su responsabilidad desde un costado que incluya lo lúdico sin perder el foco…
Si un abogado contiene a sus clientes, los escucha y los acompaña…
Tal vez los algoritmos, que de hecho ya están entre nosotros, van a emerger como un recurso complementario de la conexión humana que nos conserve como especie.
¿Cómo ves tu contribución única e irrepetible que pueda convivir con los algoritmos que pueden hacer mejor, más rápido y más barato lo que hiciste hasta hoy?
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